¿Que tipo de alimentación es la mejor de los siguientes periodos?

domingo, 12 de febrero de 2012

La prehistoria.


La alimentación ha constituido un factor de presión adaptativa en el transcurso de la historia evolutiva de los homínidos. Aunque hoy particularmente en los países desarrollados es relativamente fácil encontrar un alimento de lejana procedencia por más exótico que sea, esto no ha sucedido así en el pasado. Por el contrario, el hombre ha tenido que ir desarrollando estrategias que le permitieran sacar el mayor partido posible a las potenciales fuentes de alimentos que el ecosistema le ofrecía. De este modo, las poblaciones humanas han ido desarrollando una serie de mecanismos para adaptarse al ambiente nutricional. Entre estos mecanismos, se encuentran muchos ingenios de tipo cultural encaminados al aprovechamiento intensivo de los productos como son, por ejemplo, los diversos tipos de cocinado, los procesos de eliminación de tóxicos o las variadas formas de conservar los alimentos

Cuando queremos investigar la alimentación de las poblaciones antiguas, podemos recurrir a varios procedimientos complementarios: las evidencias arqueológicas, el análisis morfológico o bioquímico de los restos humanos o incluso, cuando queremos remontarnos a un pasado muy lejano, al estudio de las características y el comportamiento de los primates actuales. En este sentido, un primer aspecto interesante a destacar es la aparente ventaja evolutiva de los primates frugívoros, es decir los que incluyen una buena cantidad de fruta en su dieta, sobre los folívoros que se alimentan mayoritariamente de hojas.

El conocimiento de la dieta de los primeros homínidos se basa actualmente en pruebas
bioquímicas, anatómicas y arqueológicas así como en la información suministrada por la Etología de los primates. Lejos quedan para los antropólogos de hoy los tiempos en que Raymond Dart presentaba a nuestros antepasados los Australopithecus como carnívoros sedientos de sangre. Sabemos ahora que ambos representantes de este género eran, con toda probabilidad, ocasionalmente omnívoros pero fundamentalmente vegetarianos. Las formas robustas se especializaron en el consumo de raíces, semillas y frutos coriáceos propios de la árida sabana y mientras que las formas gráciles eran mayores consumidores de fruta como testimonio la morfología de su aparato masticador. Hace dos millones de años, coexistiendo con la forma robusta de Australopithecus surge el Homo habilis, cuya dentadura muestra ya una buena adaptación a comer carne con regularidad.





BIBLIOGRAFIA.


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2)     ARDREY, R. (1978): La evolución del hombre: la hipótesis del cazador. Alianza editorial. Madrid.
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